EL POTENCIAL DEL EJERCICIO FÍSICO DEBERÍA APROVECHARSE CONTRA LA PANDEMIA POR COVID-19
El Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias ha informado que las actividades deportivas representan solo un 0,22% del total de casos de COVID-19 en España. En este contexto en el que ya se conoce el bajo riesgo de contagio en la práctica físico-deportiva, la Administración Pública debería aprovechar los efectos inmunomoduladores del ejercicio favorablemente contra este virus.
En el informe de actualización nº 230 sobre la enfermedad por el coronavirus (COVID-19) que difundió el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias el pasado 16 de octubre de 2020 se publicaron datos alentadores para el sector deportivo, ya que refuerzan el mensaje de que tomando todas las medidas de precaución adecuadas, la práctica físico-deportiva parece segura.
En las actividades deportivas se han reportado 24 brotes acumulados, es decir, un 0,90% sobre los brotes del ámbito social y un 0,28% sobre el total (8.488 brotes). Este porcentaje disminuye si se analiza según los casos, 179 en actividades deportivas, que sobre el ámbito social representa un 0,83% y sobre el total un 0,22%.
El concepto ‘actividades deportivas’ de este informe no aclara qué subsectores incluye (competición institucionalizada, deporte escolar, recreación sociodeportiva, fitness, turismo activo, etc.) o si estas actividades se realizan en una instalación, en una organización, con supervisión, etc. La amplitud y transversalidad del deporte hace que estas cifras necesiten ser desgranadas para que los políticos puedan tomar las decisiones más adecuadas a la hora de implementar medidas en unas u otras actividades deportivas. Por ejemplo, ¿los brotes reportados en el deporte profesional se han incluido en el apartado de actividades deportivas, ámbito social, o dentro de alguno de los ítems del ámbito laboral?
Ahora bien, teniendo solamente estos datos, en España las actividades deportivas no representan un riesgo de contagio destacado, por lo que a priori parece que los planes de contingencia y los protocolos anti-covid en el sector están resultando efectivos.
Por otra parte, la ciencia también está ilustrando la capacidad del ejercicio físico para contribuir a la lucha contra la pandemia por COVID-19. Es conocida la relación entre la práctica físico-deportiva y su influencia positiva en el sistema inmune. Por eso, en lo que respecta a la prevención de este virus en concreto, fue lo primero que se promovió (Simpson y Katsanis, 2020). Además, diferentes condiciones patológicas crónicas, cuya prevención y pronóstico se ha demostrado que mejoran con ejercicio físico (Booth, Roberts y Laye, 2012; Pedersen y Saltin, 2015), parecen tener mayor riesgo de complicaciones en el caso de enfermar de COVID-19.
Sumado a lo anterior, un estudio publicado este mes de octubre en la prestigiosa revista Mayo Clinic Proceedings señala que «La capacidad máxima de ejercicio se asocia de forma independiente e inversa con la probabilidad de hospitalización por COVID-19. Estos datos respaldan aún más la importante relación entre la aptitud cardiorrespiratoria y los resultados de salud» (Brawner y cols., 2020). Por ello, tal y como señalan Codella y colaboradores (2020), los efectos inmunomoduladores del ejercicio deben aprovecharse favorablemente contra la COVID-19.
En lo que se refiere a las personas que han superado la COVID-19, las investigaciones están empezando a sugerir que su función cardiopulmonar puede haberse visto afectada en cierta forma, incluso en aquellas no hospitalizadas. Es por esto que los investigadores especialistas en Ciencias del Deporte Heffernan, Ranadive y Jae (2020) señalan que el ejercicio puede ser una herramienta coadyuvante a los tratamientos farmacológicos debido a sus efectos sobre el receptor celular PPARα y la función endotelial vascular.
Imagen de Heffernan, Ranadive y Jae, de su artículo 'Exercise as medicine for COVID-19: On PPAR with emerging pharmacotherapy', publicado en Medical Hypotheses en octubre de 2020.
Todo lo expuesto induce a que la Administración Pública debería promover la práctica físico-deportiva en entornos seguros (Denay y cols. 2020). En primer lugar, porque es beneficiosa para la salud de la población y, en segundo lugar, porque en España se acaba de demostrar que sus actividades asociadas proveen un porcentaje de contagios muy bajo (CCAES, 16/10/2020). En la educación física, la actividad física y el deporte los/as profesionales están implementando todas las medidas posibles para minimizar los riesgos de contagio (distancia de seguridad, mascarillas, adaptación de las actividades e intensidades, medidas de higiene, etc.).
Desde el Consejo COLEF también se está fomentando la cultura preventiva entre los/as educadores/as físico deportivos/as con diferentes acciones: guía para una EF segura, webinar y dossier sobre el uso de mascarilla, comunicado sobre la valoración de la condición física y el retorno a la práctica físico-deportiva en tiempos de COVID-19, webinar sobre ‘Ejercicio físico y COVID-19’ y multitud de información sobre los acuerdos y normativas de carácter estatal.
En este contexto, los/as educadores/as físico deportivos/as, profesionales colegiados/as con titulación universitaria en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, seguirán promoviendo servicios seguros y de calidad, demostrando cada día el valor de su intervención profesional, también en la lucha contra la actual pandemia, bajo los principios deontológicos y la responsabilidad profesional.
Un saludo y Feliz EF. 😀😀😀